Todavía sigo soñando que al despertarme aparezcas a mi lado en la cama, que tus bostezos me inunden de felicidad. Recuerdo las miles de horas a tu lado, los besos sin fin, las largas despedidas, las llamadas, los mensajes a media noche. Me di cuenta que el amor es algo más que querer eso no es suficiente, descubrí que san Valentín es una farsa que solo se inventó para gastar dinero, el amor no se demuestra en un día, se demuestra cada día, poco a poco. Todo esto me lo enseñaste tú, la única persona que he logrado amar, que necesito más que a mí misma, y es que cuando recuerdo las largas tardes a tu lado, los silencios que no eran incomodos y nuestras miradas, pero cuando me susurrabas te quiero al odio, despacito, con sumo cuidado, porque en esos momentos yo era una muñeca de cristal que podía romperse, pero tu lograbas que ese momento fuera perfecto como muchos otros. Tenía tanto miedo de perderte, me preocupaba tanto de que algún día te fueras que te fuiste...sin saber cómo, sin despedidas, y eso es lo que más me duele, que todo acabara sin apenas darnos cuenta. Estoy marcando tu número como miles de veces más he hecho, pero no sé si marcar o no, me da miedo oír tu voz y caerme de repente al vacío, volver a oír tu respiración, imaginar la cara que estas poniendo...me asusta encontrarme de frente con mi pasado, pero lo echo tanto de menos.
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